Hay tierras con crepúsculos altivos
que imponen su alta luz con ufanía
y allí los hombre, al morir el día,
desprecian a mi cielo. Despectivos.
Entre águilas y lirios fugitivos,
dicen "Tu cielo es triste, Andalucía..."
Venid, hermanos, a esta tierra mía
donde el ocaso enciende los olivos.
Y son antorchas de oro, aquí, en Sevilla,
una rosa infinita se desgrana
sobre el Guadalquivir, junto a su orilla.
Una paloma trémula se afana
por beber en sus ondas. ¡Cómo brilla
la cal en éste barrio de Triana!
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