"Un Cristo para decirle nuestras Pénas: y para ello le sentamos en un monte, como en San jacinto" . "Ve, si no, a la Estrella, luz que guía, en su Domingo de Ramos: su ceño frunce de dolor, sus manos son un primor alado, y ¿qué ocurre?: pIeamar. . ., que se lleva los corazones engarzados.
Por eso, Estrella,cuando pasas por el puente: ¡Triana contigo!, Virgen mía... " .
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