jueves, 24 de junio de 2010

En la fría roca

Llegando a la Catedral

Bendito Señor del Gran Poder


La venerada imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder será repuesta al culto mañana viernes en su Basílica con un besamanos de carácter extraordinario, tras la conclusión de las labores de restauración llevadas a cabo por el imaginero Luis Álvarez Duarte con motivo del brutal ataque perpetrado el pasado domingo.

El horario de este culto será de ocho de la mañana a seis de la tarde y de siete de la tarde a diez de la noche. A las seis se celebrará una solemne eucaristía aplicada como Acción de Gracias por la restitución del Señor de Sevilla al culto ordinario y que será presidida por el Arzobispo de Sevilla, Monseñor Juan José Asenjo Pelegrina.

Este acuerdo ha sido tomado en la noche de ayer por la junta de gobierno de esta corporación reunida en Cabildo de Oficiales extraordinario presidido por su Hermano Mayor, Enrique Esquivias. Además, ha decidido, provisionalmente, el cierre del camarín del Señor a excepción de los viernes, hasta la adopción de medidas definitivas.

VIRGEN CORONADA DE ESTRELLAS

lunes, 21 de junio de 2010

Contigo Gran Poder


Escribe uno desde la incertidumbre y el escalofrío tras conocer la amarga noticia. En cuanto supimos de lo que había ocurrido nos desplazamos hasta San Lorenzo, y en la plaza, poca gente y dos velas encendidas ante la puerta de la Basílica. Otra Madrugada, Señor, los ojos puestos en ti, sin poder verte. No entra en nuestros pensamientos, no concebimos la posibilidad de que ocurra algo así, hasta que recibes el impacto. Han atacado al Gran Poder, con tal violencia que deseamos sinceramente haya sido producto de enajenación mental, y no a otras causas terrenales bien ajenas a lo que la imagen representa.

Han atacado al Gran Poder. Al poco tiempo de saberlo sólo he podido recordar el salmo: “La diestra del Señor es poderosa”. Tu diestra, Señor del Gran Poder, sigue siendo poderosa, aunque la carne de tu madera haya sido tristemente arrancada, desmembrando tu cuerpo santo. Tu diestra, Señor, es poderosa. La mano con la que nos bendices, la mano con la que nos apacientas y acaricias, la mano en la que llevas “el poder y el imperio”, ha podido ser vencida. Nos vence el desaliento y la amargura, y por las letras corre una impotencia nunca antes sentida. Viene una y otra vez la imagen de tu camarín, lleno siempre de oraciones y esta vez, camarín también para el agravio y la ofensa, voluntaria o no, por la que has vuelto a pasar. Nos atraviesan los recuerdos, y nos envuelven tantas miradas de amor posadas en tu espalda, en tu cruz, en la túnica ceñida y en las agudas espinas de tu corona. Yo quiero hacer en estos momentos con todos esos recuerdos tu mejor desagravio. “La diestra del Señor es poderosa”, “Él hace proezas con su brazo”. De la peor manera posible, has vuelto a tendernos tu mano. Nos has vuelto a pedir que no lloremos por Ti, pero sabes, Señor, que es muy difícil. Nosotros no vemos en Ti la obra de Juan de Mesa solamente; no sólo vemos, sentimos tantas cosas cuando nos enfrentamos a Ti que no quiero recurrir a vivencias tópicas de madrugadas frías y zancada abierta. Ahora, Señor, no me deja el corazón fijarme en la belleza de las palabras, porque pararme en lo estético sabiéndote agraviado no tiene sentido.

Mañana la ciudad despertará como siempre, y algunos quizá no sepan de esta noticia hasta bien entrada la mañana, cuando en los trabajos, en los supermercados, en las calles cada vez más pobladas de rutina y desencuentros, nadie hable de otra cosa: “Al Gran Poder lo atacaron anoche”. Todos hablarán de tu brazo, Señor, ese con el que sostienes la cruz de nuestros pecados y nuestros olvidos. Todos pondrán sus palabras en tus brazos, y de tus brazos hablarán mezclando las primeras noticias con las certezas que esperemos se resuelvan pronto. Yo no he querido creerlo, pero la soledad de San Lorenzo a la medianoche era más elocuente que nunca. No hicieron falta campanas ni incienso, pero había una oración en la brisa dando gracias porque tus ojos podían seguir iluminando el camino de tantos que a veces no sabemos por dónde ir para hacer el bien.

Yo quiero pasar por encima del agravio, y afirmar con todas mis fuerzas que yo sigo confiando en tus manos llagadas y heridas, en tus brazos que me buscan sin descanso, en tu mirada, ahora más que nunca llena de ternura. Tendremos que aprender, Señor, a mirarte a los ojos sin miedo. Tendremos que repetir más que nunca que ahora, Señor, tu diestra es más poderosa todavía. Te imagino atendido y velado por los hermanos que, en nombre de toda Sevilla, cuidan tu culto y veneración extendido por el mundo entero. Te veo rodeado de unos pocos, pero soñado por todos. “Aquí tienes delante a Sevilla”, canta tu himno, Señor. Aquí tienes a una Sevilla herida, pero segura de que en tu Gran Poder, en tu mano derecha, está su suerte cifrada. Danos fuerza para mirar adelante, para contarles a todos lo que ocurrió esta noche. Madrugada de verano, primavera de dolor.
Si alguien te alza la mano
o te ofende, Gran Poder,
te juro Dios Soberano
que ése no pudo nacer
bajo el cielo sevillano.”

viernes, 18 de junio de 2010

Estallido de emociones

Rezando al Padre


De nuevo unos labios besan tus pies. Mientras Tú sobre una fría peña rezas al Padre. Desnudo, despojado de tu túnica; Humilde, como lo fuiste siempre; enseñando a Triana cómo hay que orar, enseñando a Sevilla cómo las Penas se pueden calmar. A tus lados se encuentra la corona de tu martirio y la soga de tu condena, pero Tú aún rezas al Padre, porque como Tu Madre, que hoy llora más que nunca floreciendo rosas blancas a sus pies cuando sus lágrimas empapan los lirios morados que se postran a sus plantas, permaneces siempre fiel a tu Padre aunque no apartó de ti ese cáliz. Por tu oración callada durante más de tres siglos y porque Triana aún se fija en ti para ver al Hijo de Dios, de nuevo unos labios besan tus pies.

Tarde de Gloria

martes, 15 de junio de 2010

La Prensa Sevillana - Diez horas de procesión

Numeroso público acompañó a la Estrella, que permaneció en la calle hasta las seis · El regreso estaba previsto a las cuatro

Procesión extraordinaria con entrada al alba. La Virgen de la Estrella estuvo hasta las seis de la madrugada de ayer recorriendo las calles de Triana para conmemorar los 450 años de la fundación de la hermandad. Diez horas de recorrido en las que la sagrada imagen estuvo acompañada de numeroso público, sin que se produjeran incidentes, según informó el Cecop.

La celebración de los cuatro siglos y medio de existencia de la corporación trianera tuvo ayer el broche de oro a las seis de la mañana, dos horas después de lo previsto. Se ponía fín a una procesión que comenzó a las siete y media y en el que una temperatura más fresca de lo habitual en estas fechas fue la nota dominante de una noche en la que destacaron ciertos momentos.

Tras salir de su recoleta capilla el paso llegaba a las puertas de su antigua sede, la parroquia de San Jacinto. Se producía entonces uno de los momentos más destacados de la procesión, cuando en la esquina entre Pagés del Corro y San Jacinto se descubrió un azulejo de la Dolorosa. Palmas y marchas. Muchas marchas. Con un caminar muy lento, sobre los pies, el paso fue avanzando por una calle Pagés del Corro atestada de público. Era, sin duda, el lugar más cómodo para verlo por su amplitud.

Luego vendrían las calles más estrechas del arrabal: Pelay Correa y Vázquez de Leca hasta llegar a Santa Ana. La espera se hacía muy larga. Una hora como mínimo hasta contemplar los ciriales del paso de palio, precedido, como ya es habitual, de una masa de personas donde se confundían fotógrafos profesionales, aficionados, capillitas, hermanos de la Estrella y algún que otro extranjero con interés por descubrir lo que se siente en semejante bulla. La llegada a la Catedral de Triana fue uno de los momentos álgidos del recorrido. Desde el campanario se lanzaron cohetes y fuegos artificiales y desde los balcones una lluvia incesante de pétalos. Las hermandades invitadas se apeaban allí del cortejo que seguía por calle Pureza hasta entrar en la Capilla de los Marineros donde la Estrella se detuvo bajo las plantas de la Esperanza de Triana.

No fue la última visita. Luego llegaría a la Parroquia de la O, donde por motivos de altura no pudo entrar. A partir de entonces la Estrella discurrió por calles por donde no es habitual verla: Alfarería, Antillano Campos y San Jorge hasta volver a San Jacinto y entrar en su capilla a las seis. Dos horas después de lo previsto.

Estrella luz de Triana